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En
1894 existía en Sagua un “busca-pleitos” profesional llamado Don Jacinto Amar el cual con su sangre fría se enfrentaba
a cualquier complicación y su anuncio profesional en los periódicos decía: “compro y vendo pleitos”.
Su
especialidad de “pica-pleitos” lo llevó incluso a un intento de molestar al Ayuntamiento y para esto presentó
una solicitud para empadronar o inscribir a sus chivos en la lista de votantes de Sagua, bonche que ofendió mucho a los funcionarios
públicos, convirtiéndose esto en un verdadero escándalo que se llevó a la corte.
Pero la solicitud
no había sido el principal motivo de enfado del ayuntamiento, sino que dentro de su plan Don Jacinto había escogido para el
día de su presentación a los chivos más viejos que encontró con enormes tarros y largas barbas de mechones partidos en dos
y en la audiencia se apareció con la enorme manada de machos cabríos que llevaban cada uno un cartel en sus cuernos con los
nombres del oficio, profesión u ocupación de cada miembro del Ayuntamiento, acompañados de un ejército de muchachos y vagabundos
que en la retaguardia hacían mucha bulla por todas las calles de la Villa que recorrió la increíble comparsa o comitiva hasta
llegar al ayuntamiento.
En el juicio salió absuelto el bonchista profesional para asombro de los ofendidos
comisionados y empleados del ayuntamiento.