LOS CHINOS ESCLAVOS
En una casa de la calle Independencia en Isabela de Sagua,
muchos vecinos de diferentes épocas ven aparecer en algunas oscuras noches de luna nueva, la repetida y sangrienta escena,
que de forma fantasmal, muestra a unos endiablados chinos con una cabeza sangrienta en sus manos.La terrible manifestación
ha asustado a muchos dueños del lugar los cuales han decidido mudarse al igual que a vecinos ya que en algunas épocas este
lugar ha sido un abandonado solar.
Algunos testigos, ajenos en sus historias, coinciden en
que los asiáticos se ven enfurecidos con la punta exterior de sus cejas muy elevadas hacia la frente y el rostro completamente
enrojecido.Misterios del universo que en muchas ocasiones sorprende a la ciencia pues de forma insólita, ninguno de estos
videntes ha sabido de antemano que allí se fusilaron durante la época colonial a 8 chinos que se dice asesinaron a su mayoral que los trataba cruelmente.
Cuenta la historia que a mediados del siglo XIX estos chinos
esclavos trabajaban bajo brutales condiciones en este sitio que era el batey de la casa Larrondo y que un buen día, no soportando
más los maltratos de su severo amo, todos decidieron combinarse para ajusticiarlo y con los instrumentos con que elaboraban,
lo destrozaron a guatacasos y picotazos dejándolo tirado en el lugar hasta que la guardia tomó cartas en el asunto y el Jefe
de la Plaza de apellido Ponce de León declaró culpable a 8 de los chinos los cuales fueron fusilados y enterrados instantaneamente
en el mismo paraje del asesinato.
Muchos años después se descubrieron los esqueletos de los desafortunados cuando se realizaba una excavación
para construir un pozo.
Al parecer los salvajes acontecimientos de sangre liberan una intensa y desconocida energía que impregna los
átomos del lugar con una aterradora película que hemos de ver repetidamente en el
transcurso de los siglos, dicen algunos. Pero los estudiosos del más allá afirman que las pobres almas sin rumbo de los principales
actores del pecado, quedan atrapadas sin descanso a veces por largos siglos, hasta que algún sortilegio, exorcismo o noble
gesto libertador rompe el círculo vicioso a que son sometidas las almas en pena.
El ciclo de los chinos esclavos de la Isabela aún no se ha roto y el espanto ha de seguir, quien sabe, por cuanto tiempo más…