MITOS, LEYENDAS Y CURIOSIDADES DE SAGUA LA GRANDE

La rata incapturable

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La rata incapturable
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Barco: M/T Hamlet
Manager: Bruusgaard, Kiøsterud Y Co.,
Tonelaje: 6578 gt, 3994 net, tdwt 9960.
Señales: BNMB (previamente: LITZ)
construido: en Gothenburg 1934.
Nombres anteriores: Eidsvold hasta 1934, Abu hasta 1937.
Capitán: Nils. A. Ambjørnsen.

Algunos Viajes Del Convoy, y el desenlace entre Sagua La Grande y Boston.

Una historia en una de las tiradas del magazine noruego “ Krigsseileren” cuenta que la nave “Hamlet” estaba alquilada a la “United Fruit Company” y que fue equipada especialmente para llevar plátanos, aunque sin refrigerar, en su lugar, grandes pipas de aire mantuvieron a los plátanos frescos, y encima de las cubiertas regulares con techados de madera para la protección contra el calor del sol.

Esta historia particular es encantadora en medio de la desgracia de la Segunda Guerra Mundial, y gira alrededor de una rata nombrada “King Kong” por la tripulación debido a su gran tamaño que la destacaba sobre las demás, y la cual fue perseguida todo el viaje con cuanto método exterminador existía, pero ella, astuta, siempre escapaba.


El cargamento de plátanos que traían de la bahía de Montego, Jamaica era un verdadero paraíso para esta comunidad de roedores. En Febrero de 1942 en Nueva Orleáns, descargaron el barco y aprovecharon este vacío de los compartimentos de carga para fumigar y luego lo abandonaron, trataban así de librarse de ellas.

En Jacksonville, Florida fueron colocados en los compartimientos unos potes grandes de sulfuro cerrando la ventilación y el sulfuro fijado en el fuego. La ventaja del último método era que las ratas vendrían hacia fuera de sus lugares que se ocultaban en busca de oxígeno cuando las llamas lo habían quemado totalmente lo cual era mucho mejor que el método de fumigación ya que las ratas morirían en sus madrigueras y luego se descomponían.

Era muy seguro que los días de King Kong estaban contados, pero al día siguiente, ¡ sorpresa! …cuando salieron para Habana con carga general vieron de nuevo a al escurridizo ratón en el messroom, probablemente buscando alimento.¡King Kong siempre escapaba todos los métodos!, ¡ había sobrevivido a la "batalla del sulfuro" en Jacksonville!. Aquello resultaba increíble. Existía una especie de obsesión por capturar a la rata gigante como si se tratase de un Ahab con su Moby Dick.

Alrededor de dos veces por semana el equipo organizaba shows nocturnos, y después de que todos los “poseedores de boletos del teatro" hubieran tomado sus asientos las luces se apagaban.


En galera las bandejas con el alimento habían sido colgadas cerca del techo, las luces fueron encendidas en ese sitio. Los primeros ejecutantes eran las acróbatas cucarachas que se arrastraron encima de las paredes, a lo largo del techo, antes de caerse en la bandeja del alimento. Entonces vinieron los bailarines del ballet clásico de ratas, saltando del piso al banco, después a la tabla donde la danza podría comenzar, parados en sus piernas traseras intentaban alcanzar la bandeja de alimento, saltando y realizando el acto con gran habilidad y resistencia. King Kong ahorraría su fuerza y esperaría generalmente hasta que algo del alimento cayera con la ayuda de los demás carroñeros, indiscutiblemente que era muy inteligente.

Una vez que la carga fue entregada en La Habana, la nave se dirigió hacia Sagua La Grande para cargar azúcar y entregarla en Boston, y fue en esta travesía Sagua-Boston cuando culmina la parte graciosa de la historia pues el “Hamlet” fue alcanzado por un torpedo nazi que lo partió en dos mitades después de pasar el Cabo Hatteras.

El torpedo había golpeado en la parte posterior del cuarto de motor y otro falló pasando cerca del barco. Él cronista de esta historia estaba en el cuarto de baño en ese entonces (a popa), y voló con una de las mitades de la nave hundiéndose en las profundidades, pero cuando salió a flote pudo ver las dos mitades como iban desapareciendo en el océano.

Con desesperación buscó en los alrededores algo donde aferrarse hasta que encontró un tablón, pero ¡ Ah sorpresa! ¡ alguien lo había ocupado ya!, y efectivamente, era ella, nada menos que King Kong y uno de sus compañeros…

 

Para ampliar sobre cada caso:
 ARCHIVO SABANEQUE
 
 
Del libro: "Mitos y Leyendas de Sagua La Grande" de Pedro Suárez Tintín
Copyright Tintin Collection 1998